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lunes, 11 de junio de 2012

El hipopótamo


Descripción

En primer lugar, el hipopótamo se diferencia de los restantes mamíferos por la cabeza, que tiene una forma casi cuadrada, con orejas y ojos minúsculos y grandes narices oblicuas y arqueadas; la nariz y los otros órganos sensoriales constituyen los puntos más elevados de una superficie en la que la frente y la región facial se hunden, formando una concavidad. El cuello es corto y robusto; el cuerpo alargado y enormemente grueso, con el dorso más elevado en la grupa que en la cruz y hundido en la parte central; el vientre amplio y redondeado, es colgante y llega a rozar el suelo cuando el animal camina por un terreno pantanoso. La cola es corta y delgada. Extraordinariamente cortas e informes son las patas, con los pies anchos, provistos de cuatro pesuños, y los dedos dirigidos hacia delante y unidos entre sí por membranas natatorias. En la punta de la cola aparecen unas cortas cerdas, semejantes a alambres; el resto del cuerpo está casi completamente desnudo, ya que sobre la piel, de más de 2 cm de espesor, con pliegues en el pecho y en el cuello, sólo se aprecian algunos pelos cerdosos. Los surcos de la piel, entrecruzándose entre sí, hacen que ésta aparezca como dividida en zonas de distintos tamaños, de color castaño rojizo muy oscuro en la parte superior del cuerpo y castaño purpúreo claro en la inferior. Numerosas manchas castañas y azuladas, dispuestas con bastante regularidad, dan al conjunto un color muy vivo, que al quedar expuesto directamente a los rayos del sol adquiere un matiz gris azulado.
Los caninos de la mandíbula inferior tienen la apariencia de dos gigantescos colmillos, que a veces pueden superar la longitud de 50 cm y alcanzar un peso de 4 kg; son triangulares, curvados en forma de media luna, romos en su extremo y provistos de surcos longitudinales. Los colmillos de la mandíbula superior son mucho más cortos y débiles, y también curvados y romos en su extremo. Entre las peculiaridades del hipopótamo hay que señalar también su estómago, dividido en tres porciones o cámaras.

Distribución

Hoy día es preciso internarse mucho en África central para encontrar hipopótamos: incluso los que vivían en el Nilo han sido desplazados poco a poco hacia el centro del continente, es decir, hacia las fuentes del gran río. Actualmente, habiendo desaparecido del todo de Egipto y de Nubia, el hipopótamo se encuentra distribuido irregularmente desde el alto Nilo hasta el Congo y Gambia y, hacia el sur, en varias zonas de África centromeridional.

Hábitat

Este animal se halla vinculado al agua más que ningún otro paquidermo y sólo se aparta de ella en raras ocasiones, cuando realmente se ve forzado a ello, por ejemplo, cuando en el río escasean las plantas que constituyen su sustento; entonces el hipopótamo se adentra en el bosque en busca de comida. Generalmente lo hace por la noche, pero algunas veces también suele hacerlo de día. Cuando sube a la orilla, sólo ha de recorrer un breve trecho para encontrarse en el interior de la selva.

Comportamiento

El hipopótamo no puede permanecer mucho tiempo inmerso en el agua sin respirar. Cuando es molestado, sube a la superficie sin hacer ruido y respira despacio, dejando que sólo la nariz sobresalga del agua, de tal manera que muchas veces no se le ve. Otras veces se sumerge silenciosamente y vuelve a subir a la superficie en un punto distinto del río, mientras en el lugar donde se hallaba aparece cualquier otro individuo.
En los ríos, donde el nivel del agua varía con las estaciones, lleva una vida nómada: al descender el caudal se encamina, en manadas, curso abajo, hacia la desembocadura; en cambio, cuando las lluvias lo aumentan, el hipopótamo se remonta hacia las fuentes.
Estos animales viven en sociedad; únicamente los machos viejos permanecen aislados. Basta un amplio estanque para hospedar a todo un rebaño. Cuando se hallan en un río poco profundo, en el que sobresalen algunas partes del fondo en períodos de sequía, los animales pasan todo el día en un mismo lugar. Pero en tales casos excavan grandes hoyos en el lecho del río, en la misma dirección de la corriente, para hallar en ellos refugio si se ven amenazados por los cazadores.
El rebaño únicamente sale del agua durante el día en las regiones más despobladas; como les gusta tomar el sol, los hipopótamos se tumban y dormitan cerca de la orilla, echados mitad en el agua y mitad sobre la tierra. De vez en cuando los machos gruñen como los cerdos y levantan perezosamente la cabeza para observar lo que sucede a su alrededor, pero no lo hacen por temor a posibles ataques, ya que sólo en los lugares donde han aprendido a conocer al hombre y sus terribles armas de fuego se muestran recelosos, atentos y vigilantes. En realidad, el hombre ha sido su mayor o, mejor dicho, su único enemigo. Hacia el atardecer todo el grupo se anima: el gruñido de los machos cesa y se transforma en rugido, y todos se lanzan al agua para juguetear. Nadan con habilidad sorprendente, se sumergen y se mueven en todas direcciones con una agilidad asombrosa; baste saber que pueden competir en velocidad con la barca de remeros más experos. También cuando dormitan a la orilla de los ríos, si son inquietados por el hombre, demuestran ser menos lentos de lo que su mole hace suponer. En ocasiones se lanzan al agua desde una altura considerable.

Alimentación

El hipopótamo es un ser herbívoro que se alimenta de hierbas acuáticas, gramíneas y caña de azúcar. Ver comer a uno de estos enormes animales no es, ciertamente, un espectáculo agradable: la enorme cabeza desaparece bajo el agua, donde arranca las plantas del fondo enturbiando el líquido a causa del fango removido; después reaparece con un gran haz de tallos, tan grande que casi no puede sujetarlo con la boca; lo deposita en la superficie del agua y, acto seguido, lo va engullendo con lentitud y satisfacción; entonces por ambos lados de la boca cuelgan tallos y hojas, mientras del hinchado belfo gotea un jugo verdoso, mezclado con saliva; entretanto, los inexpresivos ojos parecen mirar al vacío y los enormes incisivos y los grandes colmillos se muestran en sus impresionantes dimensiones.
Muy distinto es lo que sucede cuando el hipopótamo se ve obligado a comer en tierra firme. Aproximadamente una hora después de la puesta del sol, el animal sale del río, con las orejas y los ojos dispuestos a captar la menor señal de peligro. En las proximidades de los poblados irrumpe en los sembrados y produce gravísimos daños, destruyendo muchas veces, en una sola noche, toda una plantación.

Reproducción

Respecto a la reproducción, puede decirse que la duración de la gravidez es de 238 días y que da a luz una sola cría; estos datos proceden de la observación de individuos en cautividad que se han reproducido varias veces. En cuanto a los hipopótamos en estado libre se sabe que la cría nace al iniciarse la estación de las lluvias, cuando la comida es más abundante y suculenta. La madre se preocupa constantemente del hijo y siempre cree que está amenazado por graves peligros. Es probable que también el padre vele por la prole. La madre es fácilmente identificable, pues no aparta la vista del pequeño y vigila sus movimientos con gran solicitud. Los pequeños suelen ser amamantados dentro del agua.
A los tres años es apto para la reproducción, pero continúa su desarrollo corporal. Los colmillos se alargan y ganan en grosor durante mucho tiempo, aun después de que el animal haya alcanzado sus dimensiones definitivas.

El hipopótamo y el hombre

Puede decirse que el hipopótamo era antaño un animal nocivo, no sólo por los daños que provocaba devastando las plantaciones, sino también porque amenazaba la vida del hombre y la de ciertos animales. Sin embargo, no todos le consideraban peligroso. En algunas regiones resultaba más temible en el agua que en tierra; no obstante, era raro que atacase las grandes barcas, aunque hacía zozobrar frecuentemente las ligeras, tal vez por simple juego.Pero el hipopótamo es especialmente peligroso cuando defiende a sus crías.

Especies similares

Una forma afín, pero mucho menor, el HIPOPÓTAMO ENANO o PIGMEO también llamado MALI (Choeropsis liberiensis), vive en las selvas húmedas de África occidental, pero no en número muy abundante. A diferencia del hipopótamo común, viven solos oo en pequeños grupos.

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